Rolando Astarita
Introducción
En los cursos de Desarrollo
Económico se plantea con frecuencia la cuestión de la relación entre el
pensamiento de Amartya Sen y de Marx. Esto no debería llamar la atención. Desde
principios de los años setenta Sen ha venido criticando los conceptos
presupuestos en la teoría ortodoxa sobre el desarrollo, planteando que
cuestiones como las hambrunas y privaciones de amplios sectores de la
humanidad, o la degradación ambiental y la desigualdad de la distribución del
ingreso, en un mundo de riqueza y opulencia, son indicadores de fallas éticas,
políticas y científicas. A este fin Sen elaboró un marco conceptual
relativamente novedoso para el análisis y las políticas de desarrollo
económico, en la tradición aristotélica, pero también hace frecuente
referencias a Marx en apoyo de sus propias posiciones. Por ejemplo, cuando
trata la relación entre la libertad de los seres humanos y sus capacidades y
condicionamientos para ejercerla; su tesis de que la igualdad distributiva
debería tener en cuenta las distintas necesidades y capacidades de las
personas; o que el fin último del desarrollo es el despliegue pleno de la
capacidad de hacer y de la libertad. También cita a Marx en apoyo de su planteo
sobre que el mercado es sinónimo de la libertad individual; y ha apelado
incluso a la teoría marxista del fetichismo de la mercancía para criticar la
identificación del desarrollo con el aumento del ingreso, total o per cápita.
Una de las tesis centrales de Sen es que el aumento de la riqueza no puede ser
un fin en sí mismo, sino un medio para vivir mejor; que el desarrollo debe
evaluarse por la capacidad de las personas de llevar una vida que sea digna de
valorar; y que un componente esencial de esta mejor vida, así como un medio
para lograrla, es la libertad. Incluso en lo que respecta a la democracia, Sen
no la identifica simplemente con el gobierno que vota la mayoría, sino
establece otras condiciones normativas, como una distribución equitativa del
poder. Estos planteos otorgan al trabajo de Sen un contenido humanista, que
tiene puntos de contacto con la obra de Marx. Además Sen, a igual que Marx, ha
criticado el utilitarismo, que subyace en el enfoque neoclásico, y en
particular en la economía ortodoxa del bienestar y las teorías de la elección
racional. En cuanto a su formación como economista, Sen ha reconocido la influencia
de Marx desde los tiempos en que era estudiante.[1][1]
A la vista de todo esto es lógico
que quienes no conozcan la obra de Marx se lleven la impresión de que existen
importantes coincidencias entre éste y Sen; por lo menos en lo que atañe a
problemáticas esenciales sobre los fines últimos del desarrollo.
Sin embargo, también es un hecho
que Sen ha sido aceptado por la teoría económica oficial. Además de haberle
sido otorgado el premio Nóbel de Economía, Sen ejerce hoy una indudable
influencia en los organismos internacionales. Así, y de manera significativa,
el Human Development Report del PNUD
ha tomado, desde 1990, el “desarrollo humano” como parámetro evaluativo del
desarrollo; el “desarrollo humano” se define en relación a la formación,
expansión y uso de las capacidades humanas. Otros organismos internacionales,
como el Banco Mundial, también abandonaron la medición del desarrollo por el
mero crecimiento del producto. ¿Es Sen entonces un “semi marxista”, con raíces
aristotélicas, devenido en vocero del establishment
económico ilustrado?
Nuestra respuesta es que a pesar
de puntos de contacto entre Sen y Marx, la diferencia entre ambos autores es
profunda, y esto explica por qué Sen ha podido ser asimilado, con todos sus
reparos a la ortodoxia más intransigente, en el mainstream de la teoría académicamente reconocida. Algo que en
absoluto sucede con Marx; la teoría de éste sigue siendo “intragable” para
cualquiera de las variantes de la corriente principal.
El objetivo de estos apuntes de
clase, por lo tanto, es tratar de clarificar esta problemática. Para esto
tomamos como punto de referencia un texto maduro e importante en la obra de
Sen, Desarrollo y libertad, y
sintetizamos sus principales ideas.[2][2] Nuestro objetivo
no es suplantar la lectura de Sen, sino recordar algunos de sus planteos
relevantes para el análisis de su relación con Marx.
En una segunda parte explicamos
la concepción de Marx sobre el desarrollo, y su vinculación con las
perspectivas últimas de la libertad y las capacidades humanas, y realizamos una
comparación con las tesis de Sen.
I. Panorama de la concepción de Sen
La crítica de Sen a las
evaluaciones comunes del desarrollo
En Desarrollo y Libertad Sen comienza constatando que vivimos en un
mundo de opulencia económica sin precedentes, que hubiera sido difícil de
imaginar hace cien o doscientos años; y que esa opulencia se acompaña de la
consolidación de sistemas de gobiernos democráticos y participativos, que
constituyen un modelo superior de organización política. Gracias a esto los
seres humanos viven más, y entre las regiones del mundo se pueden mantener más
lazos que nunca en el comercio, las comunicaciones, las ideas. Sin embargo,
agrega Sen, también hay notables privaciones, miseria y opresión; persistencia
de hambrunas, violación de libertades democráticas, falta de atención a los
intereses y a las capacidades de hacer de las mujeres, degradación del medio
ambiente. Estos problemas se encuentran tanto en los países ricos como pobres,
y la cuestión del desarrollo económico es discutir cómo se superan.
A partir de esta problemática,
Sen introduce una de sus ideas fundamentales: que la ampliación de la libertad de agencia individual es la clave para
hacer frente a esos males, y que las instituciones sociales, políticas,
culturales, etcétera, ocupan un lugar
fundamental en el grado y el alcance de esa libertad. De manera que la
ampliación de la libertad individual es un medio para lograr el desarrollo.
Pero ¿qué es precisamente
desarrollo? La respuesta a esta pregunta constituye otro de los ejes de su
pensamiento. Sen considera, en primer lugar, que el concepto de desarrollo
tiene una fuerte carga valorativa, ya que proporciona criterios para decidir cuáles
son los cambios sociales beneficiosos, y que el desarrollo debe definirse en
relación a lo que los seres humanos pueden y deberían ser y hacer. En este
respecto reconoce que existe una ética del desarrollo; más precisamente, que
debe definirse cuál es la categoría ética fundamental a partir de la cual
puedan delimitarse los otros conceptos éticos, que hacen al desarrollo. Pero
esta ética, según Sen, no se funda en alguna metafísica o “esencia humana”
transhistórica, porque esto implicaría establecer una ética por fuera e
independiente de nuestras elecciones reales, de nuestra auto-comprensión,
esperanzas, miedos y creencias (Crocker, 1992). Sen no busca una ética por
fuera del discurso humano; piensa que una ética del desarrollo debe construirse
en relación dialéctica con la investigación empírica acerca de qué causa o
impide un buen desarrollo, o qué genera hambre, pobreza y desocupación; y a
partir de esta investigación normativa y empírica, discutir políticas y
prácticas del desarrollo (ídem).
De esta manera procura superar la
dicotomía entre los que buscan una verdad no histórica –visión absolutista– y
los que caen en el relativismo, que dice que las verdades son meramente
locales. Sen indaga en la experiencia humana y el discurso y hace una investigación
evaluativa de las cosas que hacen los seres humanos y que deberían contar como
intrínsicamente valiosas en sus vidas; en otras palabras, hay que preguntarse
qué cosas son tan importantes que una vida no sería una vida humana sin ellas.
Esta investigación evaluativa de lo que es más esencial y profundo de nuestras
vidas no necesita entonces de una fundamentación metafísica externa, porque
claramente puede ser una forma de mirarnos a nosotros mismos. De esta manera
Sen –y Nussbaum–[3][3] vuelven a preguntas
del eudemonismo (o sea, lo que hace a la felicidad) griego clásico, tales como
¿Qué deberíamos entender por un florecimiento humano y comunal? ¿Cómo deberían
ser nuestras vidas? ¿Qué tipo de cosas son intrínsicamente buenas para los
seres humanos? ¿Son los bienes intrínsicamente valiosos? ¿En qué espacio ético
deberíamos actuar? (Crocker, 1992).
Basado en esta investigación, Sen
propone que la mejor categoría de preocupación moral, que debe regir la
disciplina del desarrollo, es el espacio ético de los funcionamientos y
capacidades humanas. Lo intrínsicamente valioso y valuable para los seres
humanos, y lo que provee la base para futuras investigaciones, son ciertos
tipos de funcionamientos humanos, formas de ser y hacer, y las capacidades
(libertades) para funcionar así. De manera que el desarrollo, según Sen, consiste en la ampliación de la libertad y
las capacidades básicas de que disponen los individuos. Vemos entonces que
su enfoque es ético y normativo, aunque debe aclararse que su preocupación por
estas cuestiones comenzó como una preocupación por los problemas evaluativos, y
una crítica a concepciones tradicionales. Un panorama de esta crítica nos
permite entender mejor el planteo de Sen. Concretamente, critica tres enfoques
básicos:
a) el que se concentra en la
riqueza y la renta, o sea, en los bienes disponibles;
b) el que evalúa el desarrollo
con una perspectiva utilitarista, esto es, hace eje en la satisfacción mental;
c) el que pone el énfasis en los
procedimientos y defiende una concepción negativa de la libertad.
Precisemos entonces las críticas
fundamentales a cada una de estas concepciones.
[1][1] Si bien la enseñanza de economía que recibió
en India era estrictamente neoclásica, Sen cuenta que la influencia de Marx era
muy grande entre los estudiantes. Luego Sen marchó a Cambridge, Inglaterra,
para hacer el PHD y se encontró que allí la influencia de Marx se hacía sentir
en el medio académico. Sen siempre reconoció la influencia de Maurice Dobb, uno
de los marxistas más referenciados y prestigiados por aquellos años.
[2][2] Cuando citamos sólo el número de página nos
referimos entonces a este libro de Sen. Para una visión general de la obra de
Sen también nos basamos en Crocker (1992).
[3][3] Nussbaaum es una filósofa especialista en
ética aristotélica, que trabaja en estrecha colaboración con Sen, y ha
realizado también una extensa crítica a los fundamentos de la economía ortodoxa
habitual, con particular atención a sus consecuencias para la economía del
desarrollo.