Denise Pumain [1] sostiene que la aparición de estructuras y propiedades reactivas o cognitivas, producto de las interacciones entre los agentes y las entidades que operan a diferentes niveles pueden ser reproducidas a través de modelos de simulación que ayudan a comprender cómo la emergencia de factores se puede producir en una variedad de contextos. Para demostrarlo propone el análisis de un modelo geográfico que simula la existencia de un sistema estructurado de ciudades que surge en un territorio a partir de las interacciones que se producen entre las distintas localidades. En esta relación, el nivel del sistema de ciudades influirá en cada localidad a la vez que actuará como activador de desarrollo urbano en todas ellas. De hecho, según ella, parece posible aplicar este postulado genérico a distintos sistemas de ciudades, pero haciendo hincapié en el hecho de que el contexto histórico y geográfico, influyen de manera importante en la estructuración de los sistemas urbanos concretos. Aún más, agrega que la mayor parte del tiempo nos encontramos con diversos niveles de emergencia fenomenológica y de aspectos de los procesos sociales que tienen que ser considerados simultáneamente. Esto tiene consecuencias importantes para la modelización, incluyendo los problemas de identificación y categorización de los subsistemas que interactúan, así como la delimitación de los propios sistemas a analizar. En ese contexto, Pumain propone el desarrollo de modelos basados en la observación de los agentes (las entidades geográficas), toda vez que son modelos que asumen la hipótesis de auto-organización, y que además permiten una flexibilidad mucho mayor en la descripción de las interacciones sociales. Según ella, la característica multi - agentes de estos modelos permiten simular las interacciones espaciales y su evolución.
La propuesta considera establecer normas que permitan efectuar una lectura inequívoca de los datos, que pueden ser adaptadas a diferentes escalas espaciales y temporales. Sobre esta base se simula la aparición de estructuras colectivas o globales que se pueden probar estadísticamente. Los modelos pueden incluir una variedad de agentes (espacios geográficos) con diferentes propiedades (heterogéneos).
Para que este proceso sea útil, señala la autora, se debe tener en cuenta el conocimiento que se ha establecido sobre el comportamiento observado en el espacio geográfico. Por ejemplo, los modelos destinados a simular el comportamiento de las multitudes se basan en los movimientos de los peatones en las calles, los modelos diseñados para predecir el uso de modos de transporte se concentran en la asignación del presupuesto de tiempo y los programas de actividades de los habitantes de las ciudades, los modelos para la ubicación de las tiendas incluyen hipótesis acerca de las decisiones espaciales y económicos de los consumidores. Sin embargo, cuando se consideran ámbitos geográficos y temporales mayores, se encuentran todavía vacíos con respecto a la comprensión de las propiedades específicas y los efectos de nuestro comportamiento en el espacio como individuos.
Al definir a las ciudades como agentes, Pumain señala que el objetivo del modelo es reproducir las propiedades emergentes de los sistemas de las ciudades en una escala macro a través de la simulación de las interacciones que se producen entre las distintas ciudades, en correspondencia con la hipótesis principal de la auto-organización en sistemas complejos, según la cual las propiedades emergentes en el nivel superior se producen a través de interacciones en el nivel inferior. Se simula así la aparición y el mantenimiento de una jerarquía urbana a través de un proceso de crecimiento de la población de las ciudades en función de los intercambios económicos que mantienen. En cualquier etapa de la simulación, cada ciudad tiene una oferta de bienes y servicios que produce de acuerdo a la función urbana que cumple. La cantidad producida depende de la fuerza de trabajo que se dedica en la ciudad a esta actividad, y a un rango de productividad que es específico para cada función en el momento dado. Esta oferta disponible se ofrece en el mercado de otras ciudades que tienen demanda de este producto y son accesibles en un determinado rango espacial. El resultado del saldo de todos los intercambios afectará a la riqueza de la ciudad (acumulación o reducción), a la población (tasa de crecimiento con un factor aleatorio positivo o negativo), y al reparto de la fuerza de trabajo. Es este proceso de intercambio en un mercado el que puede introducir un diferencial de crecimiento más o menos rápido entre las ciudades, de acuerdo con su éxito desigual en el mercado. El mismo, a su vez impulsa la dinámica urbana a nivel local al transformar de manera progresiva el perfil económico de las ciudades.
[1]Modelización de los procesos de surgimiento de las ciencias humanas y sociales
Denise Pumain, Université Paris I, Instituto Universitario de Francia/
Denise Pumain, Université Paris I, Instituto Universitario de Francia/
www.science-inter.com/EmergencePumainfr.doc.