TEORIA NEOCLASICA
Asumiendo que tanto productores como consumidores se rigen por una finalidad, beneficio o utilidad, la economía neoclásica del espacio se funda en la necesidad de determinar el mejor lugar de implantación de una empresa a fin de de reducir al mínimo los costos de transporte. Con tal fin estudia qué es lo que determina que una actividad económica se implante en un sitio y no en otro y establece un punto óptimo para la realización de las actividades.[1] La localización óptima de la empresa le daba un punto de "equilibrio".
Antes de la primera guerra mundial la teoría de la localización se centró en torno al estudio de una empresa individual imaginaria cuya localización podría ser determinada suponiendo un comportamiento racional por parte del empresario. Pero en los años comprendidos entre las dos guerras el foco de interés se desplazó en otras direcciones. En primer lugar, el análisis de las pautas que determinan los usos del suelo en las zonas urbanas. El centro de esta corriente fue la Universidad de Chicago donde profesores tales como Parks y Burgess (1925) propusieron un enfoque ecológico para entender las pautas de localización dentro de las ciudades. Esta perspectiva de análisis estimuló el desarrollo de estudios sociológicos y demográficos en torno a las ciudades, tales como los de Homer Hoyt (1939) ([2]) cuyos trabajos acerca del proceso de cambio en la forma de las zonas residenciales dentro de la ciudad parecen haber recibido la influencia de las nociones ecológicas de competencia, invasión y sucesión. Este interés de los ecólogos en el uso del suelo de manera concéntrica en las ciudades llevaría a que otros estudios se preocuparan por entender la lógica que animaba la zona central de la ciudad y la formación de "jerarquías". Durante la década del 40 destacan el trabajo de August Losh ([3]) y el desarrollo de la teoría general de la localización; y de Edward Ullman ([4]) que enfatizó la necesidad de profundizar la teoría del lugar central al estudio del tamaño y extensión de las ciudades. Más tarde él y Chauncy D. Harris estudiarían las formas de distribución del uso del suelo dentro de las ciudades, desarrollando las propuestas de "anillo concéntrico" y "sector" como parte de la teoría de los "núcleos múltiples" ([5]).
Estas hipótesis serían refutadas en 1944 por los estudios de von Newmann y Mongentern ([6]) que cuestionaron la idea de que las decisiones se basaban casi exclusivamente en una información adecuada y que, por el contrario, muchas decisiones pueden ser consideradas como son "sub óptimas". Para ello analizaron dos conceptos claves de la teoría del proceso de toma de decisiones: El estado de la información y la actitud de aquel que toma una decisión frente al riesgo ([7]). .
Luis Mauricio Cuervo ([8]) señala que en general la teoría neoclásica presenta dos dificultades: a) La definición de espacio: Dice que para definirlo aunque usualmente se utilice la noción de distancia, expresada en términos de costos de transporte, el abanico de variables para una definición adecuada es en realidad mucho más amplio. b) La interacción entre decisiones individuales puede provocar una cadena de acciones y reacciones, que quite una base suficientemente certera para establecer el equilibrio deseado. Con relación al primer problema, se puede establecer que cada caso interpretado como una apuesta teórica, hace posible aislar las reacciones elementales entre dos variables, dando lugar al encuentro hipotético de un punto de localización óptima. Pero el segundo, dice Cuervo, pone a prueba la racionalidad neoclásica misma, construida sobre la base de la independencia y racionalidad de las decisiones individuales.
Como respuesta a los límites de la toría neoclásica, autores como Harry Richardson y Philippe Aydalot, han buscado una definición diferente de espacio dando lugar a la aparición de conceptos poco ortodoxos como externalidad o identificación de nuevos planos de análisis como el meso económico. Estos enfoques abren pistas de exploración del concepto del espacio en economía con implicaciones para el resto de las ciencias sociales. Estos conceptos toman como punto de partida la existencia de una serie de interrelaciones económicas altamente influenciadas por la localización. Tanto las externalidades como las economías y des economías de aglomeración pretenden reinterpretar las implicaciones económicas de estas interrelaciones de ̈cercanía - lejanía ̈. En lo que se refiere a las externalidades se establece que la vecindad de los agentes económicos en la realización de sus actividades propicia la transmisión no monetaria de costos y beneficios. Así por ejemplo, la congestión y la contaminación se encuentran entre los principales costos de la concentración espacial de la actividad económica; mientras que la difusión de las innovaciones o el uso compartido de la infraestructura básica se cuentan como beneficios externos de las aglomeraciones. Y en lo que compete a las economías y deseconomías de aglomeración, se señala que ellas surgen de la agregación o confrontación de costos y beneficios individuales que se reflejan en condiciones propicias o negativas producto de la concentración espacial.
ESTRUCTURALISMO
Manuel Castells ([9]) afirma que existe una autonomización creciente en la implantación industrial con relación a determinantes geográficas, como consecuencia, esencialmente, del progreso técnico. En lo que se refiere a los medios de producción, se estaría asistiendo a una homogeneización del espacio desde el punto de vista del componente energético toda vez que el carbón ha sido reemplazado por la electricidad y que la red de distribución de energía es cada vez más densa. Evolución que podría acentuarse aún más con la energía nuclear. Por otro lado las necesidades de materias primas han experimentado también un cambio considerable desde que la mayor parte de la industria trata materias primas sintéticas y productos semi acabados con lo cuál se asiste a una pérdida de contacto directo con los recursos naturales. En tercer lugar, los transportes han experimentado una suerte de revolución por la difusión de las vías de comunicación y la rapidez y creciente capacidad de carga de los medios utilizados.
Desde la perspectiva del consumo, el consumo de masa tiene como consecuencia que ya casi no hay mercados específicos irreemplazables para las grandes empresas. Cada establecimiento se inserta en una red de distribución que no deriva de la situación del comprador sino de la política comercial de la empresa.
Según Castells esta homogenización no implica una liberación espacial en el sentido estricto toda vez que se generan nuevos determinantes específicos que tienen que ver con el medio técnico, que limitan la elección de la implantación. Así por ejemplo:
- Las relaciones inter empresas adquieren una importancia considerable tanto para la difusión del producto como para los problemas propiamente técnicos.
- La existencia de un medio industrial diversificado es esencial tanto para las empresas subsidiarias como para las grandes empresas que necesitan todo un conjunto de actividades integradas para su funcionamiento. Este es uno de los obstáculos que frena la descentralización industrial a partir de actos aislados. Así, el estudio sobre la des concentración industrial de algunas empresas insiste sobre la existencia de un medio industrial satisfactorio. Según estudios de Jean Remy los factores principales de la implantación de las industrias son las llamadas economías de aglomeración independientes de la posición geográfica, puesto que se crean en cualquier punto a partir del momento en el que existe una dimensión y una diversidad de servicios suficientes, lo que aumenta la posibilidad de una política voluntaria de localización industrial para los poderes públicos siempre que se sepa crear un medio urbano.
- La fuerza de trabajo aparece como el determinante principal de la industria moderna ([10]) ya sea desde el punto de vista de su calificación en el caso de la industria de alta tecnología, o de su abundancia, en lo que se refiere a la gran industria. Esta importancia de la mano de obra en la elección de una localización de la empresas está cargada de consecuencias. En efecto, no es tan solo un factor de producción. Supone por un lado un medio urbano favorable y por otro, instituciones capaces de formar y mantener normalmente una mano de obra cuyo grado de calificación no solamente en términos puramente profesionales sino de iniciativas y de comprensión de la actividad, necesitan desarrollarse rápidamente.
Este análisis conduce al análisis de dos temas de particular importancia: a) La necesidad de una fuerza de trabajo cada vez más cualificada conduce a la empresa a implantarse en un medio urbano favorable. Los trabajadores exigen un equipo social y cultural, escuelas, lugares de reunión, un mínimo de confort material; b) La importancia de la formación de la mano de obra otorga a los centros de formación un papel extraordinario.
[1] En 1826 el barón Von Thunen había constatado que al rededor de un centro urbano tienden a formarse zonas concéntricas con distintos usos del suelo, especificando condiciones óptimas para ello sucediera: Un territorio aislado en una llanura sin formas y uniforme, de calidad de suelo variable, con iguales costos de transporte.
[2] The Structure and Growth of Residential Neighbourhoods in American Cities, Washington.
[3] Die Raumliche Ordnung der Wirtschaft, Jena 1940
[6] The Theory of Games and Economic Behaviour
[7] En los últimos tiempos las teorías de la decisión y su énfasis creciente sobre los juegos, procesos de probabilidad y azar se han desarrollado ampliamente abriendo paso al surgimiento de la teoría de los sistemas (The uses of Theory in the simulation of urban phenomena, Journal of the American Institute of planners, 1966 y "How to succeed with computers without really tryng", ibd. 1967).
[8] Ciudad y Complejidad: La Magnitud del Reto.
[10] Isard, Location and Space Economy, p.14